Comentarios desafortunados que se dejan, fotografías que hoy parecen ocurrentes pero mañana son incómodas, opiniones de las cuales a veces te arrepientes… Y como no, un buen día querremos cancelar nuestro “yo virtual”.
Sin embargo lo que depositas en Internet es como un tatuaje que puede quedar de por vida y a la larga te marca. La impunidad con la que la información fluye, se trasvasa de un sitio a otro, hace imposible saber donde puede acabar algo que se supone formar parte de la posible privacidad de cada uno. Claro está, si quiero eliminar algo pero ya se ha dispersado, ¿a quién le pido responsabilidades? o peor aún ¿dónde estará toda mi información?
Alguno pensará ¿si tu lo has subido a Internet, tuya es la responsabilidad de lo que subes? Cierto es en determinadas circunstancias (y merecida), pero en otras no. Si depositas tus datos, ndependientemente del qué, en un sistema protegido y este es vulnerado (más o menos lícitamente) y tu información dispersa, evidentemente habrá una culpabilidad relativa. Sin
embargo a partir de ahí tus datos dispersos son difíciles de trazar. Sirva de ejemplo la cantidad de información que se deposita en Pastebin tras la vulneración de un sitio web.
En otras ocasiones resulta que nuestra información no se encuentra depositada en un entorno físico donde la legislación (en este caso la europea) tenga marco de operación y el desconocimiento de las reglas de juego, son un factor en contra. Y es que un espacio como Internet es muy complejo (por no decir imposible) de legislar.
Sin embargo desde la Unión Europea lo tienen claro. Superada la primera fase de los datos de carácter personal en las empresas, el siguiente reto es Internet y casi todas las nuevas reformas que vienen estarán orientadas a ello. Si tú negocio es Internet te podrás ver afectado significativamente. Habrá nuevas reformas y medidas que afectarán tanto a grandes compañías (objetivo fundamental) pero por efecto colateral también a las pequeñas.
Las normas de protección de datos se fraguaron en 1995 cuando Internet no era más que un germen de lo que es a día de hoy. Donde las empresas y los datos tenían unas fronteras delimitadas y las normas un espacio donde operar. Sin embargo Internet ha roto todo eso. Se necesita ahora más flexibilidad y capacidad de respuesta (también quizás de improvisación, aunque en legislación es casi imposible) en la aplicación normativa. Y ese supone el
objetivo a cumplir.
Si quieres anticipar lo que viene aquí hay dos direcciones interesantes donde consultar estos cambios:
4 comentarios:
Buenas Juan Luis, me gustaría ponerte un caso del que siempre he tenido dudas, a ver si sabrías ayudarme, imagina que publico en mi blog un artículo, este artículo lo copia mucha gente en sus blogs, páginas de seo, revistas online de blogs, etc. rápidamente se propaga por la red, y al rato quiero eliminar cierta frase porque me arrepiento de alguna mención que he hecho. ¿Qué arma legal podría tener para obligar a todos los que han copiado mi post a que modifiquen el artículo eliminando esa frase o todo el artículo?
Gracias crack, saludos!
Ahora mismo pocas o casi ninguna. La buena voluntad para que el lugar donde algo está publicado lo elimine.
Precisamente el objetivo de las nuevas reformas van encaminadas a eso. Otorgar de derechos y armas a una persona para que su información pueda ser cancelada siempre, independientemente de donde se encuentre, si es en la Unión Europea o fuera de ella. El gran objetivo son las redes sociales y sitios de contenido.
Saludo y felicidades por tu trabajo con Flu.
Muchas gracias!
Saludos
interesante e inquietante. Asunto a legislar pero de muy dificil resolución. La agilidad de Internet y las redes sociales frente a la lentitud legislativa.
¿Será posible generar un marco legal que resuelva esta necesidad en tiempo y forma?
Esperamos que nos sigas informando
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